La variación de la brisa
rememora antologías
y en la burbuja del silencio
ya no hay abecedarios
colgando de los versos.
La floración exudó
sus últimos aromas
estirando los segundos
empapados de esperanzas.
Y aún te llevo imantado
al dorso de mi pecho
bajo los dedos de la luna
en los musgos que ascendieron
por la salinidad del páramo.
La noche enfermó de nostalgia
en su vértice las telarañas
entonan distancias…
La caligrafía de tu nombre
ovilla sequedad a mi garganta…
Dejaré que expiren las olas
hasta agotar estos mares,
necesito,
que los retoños del tiempo
me ayuden a orillarte del alma.
Ana Cevallos Carrión
Loja, octubre del 2011
Tomado de "Huellas en el viento"
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