A propósito de
algunas lecturas en torno al pensamiento de Fernando Rielo, comparto con
ustedes algunos apuntes:
Si
nos detenemos a meditar sobre cómo es nuestro ambiente familiar, cómo es el ambiente
laboral, cómo es el ambiente social en el que nos desenvolvemos, acaso la
respuesta sea: es conflictivo. Vivimos en un mundo, que en gran medida, es conflictivo. Las personas somos
aprehensivas, poco tolerantes,
preocupadas, violentas, negativas. Pero también las personas buscamos sanar esos
conflictos y ansiamos la paz.
Fernando
Rielo nos presenta una nueva forma de resolución
de conflictos, una nueva forma de enseñanza y aprendizaje, una nueva forma
de mirarnos a nosotros mismos y mirar a
los demás.
Para
profundizar en el pensamiento de Rielo partamos de que él da un giro
de misticismo a la filosofía y
desde esta visión integra a la sicología con la ética. La integración de estos dos conceptos interactivos, en
los que la sicología no puede
prescindir de la ética, ni la ética de la sicología porque al actuar solos se tornan irrelevantes, da
lugar a una nueva ciencia; La sicoética.
La
sicoética es “la ciencia que estudia la acción
teándrica en las estructuras síquicas y éticas del ser humano, iluminadas por
una ontología propia del espíritu cuya dínamis es el éxtasis o extasiología” (Rielo Pardal , Filosofía sicoética, 1996) .
En esta definición de sicoética Rielo nos refiere a la acción teándrica
(acción ad extra) y a la ontología del
espíritu (acción ad intra) que nos
lleva mucho más allá de lo cuantificable, nos lleva a la vivencia, a la
reflexión intima, a lo experiencial, en donde se encuentra la dirección y el
sentido de los actos humanos, surgiendo así
la libertad, la creatividad, la generosidad, el amor... (Rielo Pardal, Mis meditaciones desde el modelo genético, 2001).
Rielo nos da a
conocer una sicoética que se eleva hacia un ámbito sobrenatural y se sostiene
en la fe cristológica que no es más que el amor.
Pero cuando Rielo nos habla del amor,
se refiere a un amor que a imitación de
Cristo es un amor elevado, un amor
divino, un amor presente en todos los momentos, un amor que está dispuesto a
servir y darse a los demás, un amor que es capaz de perdonar más allá de todo
razonamiento lógico, un amor que se apiada, que se solidariza, que acompaña,
que nunca se aleja. Ese es el amor de Cristo y es el amor que sana, es el
amor que enseña, es el amor que comunica, prevé y sana.
Cristo con su amor desenmascara toda la
malicia del que tiene el humano y proyecta en su ego. Cristo con su capacidad de dar la vida por sus
amigos nos enseña a amar incondicionalmente. Cristo con sus palabras y obras
que no hacen distinción entre razas, culturas, niveles sociales nos enseña sin
condiciones la característica de la geniticidad espiritual a través de la cual
el ser humano es receptor de la gracia divina que le lleva a la plenitud
personal (pp.141).
Volviendo
sobre los primeros pasos de estos apuntes había dicho que las personas estamos
buscando soluciones a nuestros conflictos y sobre todo buscamos paz
y estoy convencida, como lo
sostiene Rielo, que es Cristo, su amor
perfecto, la respuesta a todo esto.
Ana Cevallos Carrión
Loja, 29.02.2016
Bibliografía
Fundación Fernando Rielo . (sd de octubre de 2011). Recuperado
el 15 de febrero de 2016, de Su pensamiento :
http://www.rielo.com/index.php/29-fernando-rielo
(1996). En F. Rielo Pardal , Filosofía
sicoética (págs. 2-22). Madrid : Fundación Fernando Rielo .
(2001). En F. Rielo Pardal , Mis
meditaciones desde el modelo genético (pág. 123). España: Fundación Fernando
Rielo.
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