Se hizo el silencio
entonces surgió el sonido estridente de la tierra
convulsionando la geografía de mi patria
rompiendo la noche en mil pedazos
heredándonos sus huellas de dolor
por donde voy
un sinfín de fantasmas deambulan por las calles
llorando a sus seres amados
sepultados bajo una catedral de escombros
tengo el corazón dolido
un pasillo llora en mi garganta
reflexiono
en lo fugaz del sueño de la vida
y en lo efímero de lo material
quiero creer
que bajo un cielo de esperanzas
aunando esfuerzos
tomados de la mano lo ecuatorianos
volveremos mañana a sonreír.
Ana Cevallos Carrión
Tomado de: “El pulso de mis días”
Loja. 23.04.16
Anita recuerdo esas imágenes y más aún cuando lo palpas y ves toda la incertidumbre de las personas. Saludos amiga
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