Tú, amor de mi alma
tocas los violines de mi pecho
con tus manos celestes y benditas
y ya no soy yo;
soy música diluida
en la inmensidad de tu amor,
soy diáfana gota
en el océano de tu piedad.
En el fugaz instante
cuando mi corazón te advierte,
soy ave, soy pluma, soy vuelo,
del palomar de tu cielo.
Tú, amor admirable,
conoces mis íntimos pensamientos,
sabes el porqué de mis latidos
y en mi humana imperfección
me amas infinitamente.
Tú, mi dulce bien
siembras en mi alma poesía,
y como un niño encendido de contento
cosechas las primicias de mi verbo.
Ana Cevallos Carrión
Tomado de ” Mi padre Celeste”
Todos los derechos reservados IEPI.
Loja, 02 de julio del 2013.
Comentarios
Publicar un comentario