Amigos:
Este poema está inspirado en el pasaje bíblico de Juan 12. He querido ponerme en el lugar de la mujer que con el corazón arrepentido acude a Jesús.
Te abro de mi corazón; su lecho de nardos
y rompiendo mi alabastro de silencio
arrullo tu cabeza con mis manos temblorosas
mientras, se deshace mi nube de llanto
y caigo a tus pies
los beso
con los labios incensados de ternura
aquella que guardaba en el origen de mi nombre ,
la que se mantuvo intacta
aun cuando las sombras me alcanzaron.
Mírame soy yo,
la mujer de los ojos nublados,
de los largos cabellos
revueltos en el limo de los placeres mundanos,
la mujer señalada,
la que provoca sueños costeros
y realidades dolidas,
la hoja que agoniza en el viento,
y desea la paz de tu orilla.
La espera ha sido larga
los sabores ¡tan amargos!
casi siempre anegada en la desesperanza
dormitada en la tristeza,
envuelta en el amor del mundo
que nos ata y conduce a la muerte…
Pero al verte
renació la vid en mi ser,
germinó la esperanza en mariposa,
mi corazón latió apresurado,
un ángel cantó a mi oído
y mis pies cual palomas me condujeron a ti.
¡He llegado !
postrada ante ti
¡¡Amor de mis amores!!
¡¡Vida de mi vida!!
Te ofrezco mis cabellos como manto
para tus pies cansados,
y mis primeras lágrimas de alegría
para la complacencia de tu espíritu,
y sobre todo te ofrezco
el aroma de este inmenso amor.
Solo te suplico ¡no me olvides!
inscríbeme en la memoria de tus hijos amados
tatúame en la retina de tu corazón,
déjame ser la más humilde mariposa
en el balcón de tu cielo,
la hoja más sencilla en tu paraíso,
la ínfima partícula en el océano de tu bondad
y así, sintiéndome por ti amada
con ese Amor que libera y perdona
amor que desata y germina,
amor que da la vida
Así
no habrá nada ni nadie que me aparte de ti.
Ana Cevallos Carrión
Loja, 07 de abril del 2014.
Todos los derechos reservados IEPI 2015.
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