Amigos, este poema está inspirado en la violencia que sufren miles de mujeres...
Qué ganas de airear las calles por donde transitamos;
tú con un diccionario de tijeras y cuchillos,
con los puños ágiles en desangrar mis ojos,
con las palmas silenciando mis sonidos,
y yo con la sumisión rugiendo en las entrañas,
con el miedo circulando en las arterias,
incapaz de mirar más allá de esa pompa
donde sin tregua flagelaste el amor.
¿Cuántos golpes descargaste en mí?
¿Cuánta cizaña plantaste en mi alma?
Lentamente amortajaste la esperanza
me orillaste al limbo de los sueños,
y sin que mi voz pudiera herir al viento
anhelé la muerte.
Que ganas de oxigenar esta amargura
para no enloquecer con la hiel que me socava,
para alcanzar la sanidad del árbol
que crece traspasado por los clavos,
para sentirme libre de la culpa
al permitir que me hicieras tanto daño.
Que ganas de levantar la cruz que me aprisiona,
romper el mapa que me condujo hasta tu vida,
recoger todas las plumas esparcidas,
levantarme cual ángel de enormes alas
y perderme en el firmamento de la noche.
Ana Cevallos Carrión
Loja, 21 de enero del 2014.
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Ana esta poesía es muy bonita,muchas mujeres llevan un pesar muy fuerte, pero no te preocupes con Dios es todo posible, es un solo tiempo, sabes es un gran placer leerte, abrazos.
ResponderEliminarGracias Gonzalo por tu amable y grato comentario.
EliminarUn abrazo con cariño